¿Qué habría pensado?
Camino despacio
tomo una piola (soga para atar vacas), vio entre el horizonte un árbol de
tronco y tallos gruesos, anudo bien, subió pensando que así dejaría de sufrir
–decía siempre que escuchaba y veía personas en el monte que lo atormentaban- ,
acomodado desde un tallo fuerte hizo los últimos ajustes, puso el cordón en el
cuello y se lanzó al vacío.
Juan Erquicia
(nombre ficticio), de 53 años el pasado domingo 18 de diciembre en la comunidad
de Taiguati del municipio de Villamontes, (Tarija), decidió poner fin a su
vida, ahorcándose en la rama vieja de un árbol, de su comunidad, según reportó
el Diario “El Periódico” de Tarija.
No es la primera ocasión que intentó
suicidarse, cada vez padecía más alucinaciones, las pesadillas eran intensas,
sufría una fuerte depresión, no dormía bien, según comentan sus familiares.
En otro caso en La Paz, el 23 de marzo,
Carlos Llanos Rodríguez, de 32 años, se levantó temprano, se puso las medias
blancas con rayas los tenis y salió de su hogar en busca de su madre, esposa e
hijo al lago Titicaca, dónde decía que estaban; siempre lo hacía,, pero ese día
en la urbanización San Luis de El Alto,
ahí una señora lo interceptó, lo acuso de ladrón, en menos de media hora tenía a más de 100
vecinos que lo golpearon, torturaron, rociaron con alcohol, y prendieron fuego,
lo asesinaron hasta dejarlo casi calcinado, las medias y tennis fue lo que reconocieron
sus familiares.
Llanos, no tenía mujer, ni hijo, su madre
había fallecido dos años antes, padecía de esquizofrenia, según su hermana era
una persona buena, cariñosa, que había sufrido una decepción amorosa de
adolescente, que no supo sobrellevar, estaba con tratamiento, había en los
últimos días a su muerte dejado de consumir las pastillas que le medicaron.
Caminaba siempre, escuchaba la voz de su
mujer e hijo imaginario que nunca tuvo y siempre añoro, su madre fue otro ser
que amo, y no pudo aceptar su muerte.
Ambos casos, tienen la misma enfermedad
psicológica con el mismo trágico final, en diferentes formas llegaron a
fallecer, esto genera una serie de interrogantes que deberían de ser analizados
por la sociedad en su conjunto.
La manera dramática en la que murieron, la
forma de convivir o de sobrellevar a un enfermo de esquizofrenia, los escasos
recursos o la constante atención que se le debe de brindar a este tipo de
pacientes, son recurrentes entre las preguntas que habitualmente nos hacemos.
Son casos excepcionales, pero que no hacen
que pensemos en la inexistencia de personas que sufren este tipo trastorno
psicológico, personas que están en familias, en hospitales o centros
psiquiátricos. Todos en un estado de vulnerabilidad, pero también en casos de
peligro. No siempre actúan de manera que puedan ser controlables y peor aún
pueden ser peligrosos de alguna forma.
Hay varios motivos, o causas que originan
que una persona esquizofrénica, sean hereditarios, por algún trauma, el exceso
de alcohol y drogas, falta de alimentación, depresiones, etc., en verdad es
complejo su estudio, que bien los expertos en salud mental podrán explicar de
manera más fundamentada.
En Sucre, se tiene el centro psiquiátrico
“Gregorio Pacheco”, dónde es sabido que también algunos estudiantes están
internados ahí, a modo de comentario, un amigo nos comentó que algunos
universitarios por la obsesión de estudio, la falta de alimentación o exceso
con las drogas y el alcohol lograron también desarrollar esquizofrenia.
Estos casos que son complicados por su
abordaje, sean motivo para pensar a reflexionar y a manera de alarma, poner
dentro de nuestra sociedad y municipio la atención necesaria, la necesidad de
consultarnos que tan peligroso es la enfermedad o, por el contrario, dar pautas
para en principio identificar casos de esquizofrenia y segundo buscar atención
oportuna de un profesional para luego no tener que lamentarse trágicos
desenlaces.
Por: Fernando Flores Zuleta
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