sábado, 8 de diciembre de 2012

Paz: Yo Soy un Hijo del Realismo Mágico


Por: Carlos Gutiérrez*
El que se haya perdido esta nueva entrega de Paz Padilla le sugiero que vaya en algún festival de cine o que se contacte con el direc­tor ya que se ha perdido de ver la historia de un héroe trágico. El dilema de la condición del hombre. Elegir entre su ego o los demás. Está entrevista versa sobre los ribetes de la pelícu­la, “La última Jugada”. El director confesó los entretelones de su creación y los hilos que lo movieron a crear su nuevo proyecto. He aquí su quehacer literario, su amor por la escritura a la manera de un Faulkner o un Hemingway, la política, la mala atención en los hospitales y mucho más.



PAZ:
Carlos: Paz, ¿Qué te ha motivado hacer esta nueva película?
Paz: bueno, la constatación de que en Bo­livia en general hay una clase política que no está cumpliendo adecuadamente su rol, su función, especialmente en el tema de la salud, que es un sector bastante abandonado a lo lar­go y ancho del país. Porque la gente como le ocurrió a Atahualpa, escoge la forma de morir. O te mueres porque te sacrifican con unos ca­ballos o te mueres de otra manera…
Carlos: De una manera degradante…
Paz: Degradante, entonces decidí hacer un poco de cine social, probablemente un poco diferente, no necesariamente politizado por­que no es un tema político exactamente, pero sí es un tema en el cual se analiza muy de fon­do el estado en el cual se encuentra nuestra propia sociedad y en especial la clase política. Eso es lo que me motivó y el detonante fue un detalle que ocurrió en Santa Cruz: faltaban cuatro litros de aceite para una máquina de ra­dioterapia y la máquina estuvo detenida como un par de meses y la pesadez municipal hizo que esos cuatro litros no se pueda comprar y en ese tiempo que estuvo parada murieron como 8 personas lo cual a mí me dolió mucho y decidí aportar con un granito de arena como cineasta para tocar este tema y analizarlo.
Carlos: ¿En qué año murieron estas perso­nas?
Paz: El año 2010. Se supo por la prensa y todo, por la insensibilidad de un oscuro fun­cionario que se sentía importante porque tenia la firma y no le daba la gana de firmar.
Carlos: ¿Este tipo de cine tiene una suerte de moraleja?
Paz. Es una tragicomedia. Es que no puede ser posible que en un mundo civilizado, en un país como el nuestro estén ocurriendo este tipo de cosas y la otra es la pasividad de la gen­te que deje que ocurra ésto, que no reclame sus derechos y claro, la idea es que la película sirva de reflexión, para que la gente un poco se dé cuenta que no solamen­te son objetos sino sujetos de derechos y que tiene que reclamar por lo que les corresponde, finalmente en este país hay una participación popular que designa recursos también para el área de la salud y las autoridades lo distribu­yen de la mejor manera que les parece y no siempre es la mejor.
Carlos: Ayer estábamos hablando un poco de tu faceta como escritor que ha quedado un tanto relegada y ahora estás en la de cineas­ta. Yo me pregunto, los escritores siempre se han abocado al papel de guionistas, si quieres algunos ejemplos tenemos a Faulkner, Hemin­gway, García Márquez y ahora tú estás en la faceta de director, explícame eso.
Paz: Lo que pasa es que en Bolivia no hay una industria del cine. Si hubiera una in­dustria yo me quedaría muy conforme como guionista porque aportaría con mis ideas y mis guiones para que alguien haga las películas, pero la constatación de que mis historias que­den por ahí me llevó a tomar la decisión, pues sino nunca vería mis historias como yo quería. Gracias a Dios hubo la respuesta adecuada de la gente, en especial de los empresarios que decidieron apoyarme y el resultado han sido dos películas y lo que más me interesa es te­ner el apoyo del público por eso estoy tratando de buscar un tipo de lenguaje adecuado que haga que la gente vaya a ver las películas y me ha agradado el gesto que está ocurriendo en Sucre. La ciudadanía se está apoderando de la película. Me la han pedido varios canales para difundirla y organizar unos debates. Ojalá eso ocurriera en La Paz, en Cochabamba en Santa Cruz, de esa forma me sentiría conten­to y satisfecho de que el mensaje llegue a la población en su conjunto, por eso fue hecha la película, para sensibilizar a la gente y creo que Chuquisaca o Sucre es la primera en dar un paso adelante en ese sentido, es un gesto muy bonito.
Carlos: yo puedo percibir en la película la simbología: El ajedrez, la pelota del niño, tiene algo que ver con tus referencias literarias por ejemplo el poema de Borges, ajedrez?
Paz: Siempre pensé cómo hacer poesía en película, si bien no es un poema exactamente, pero cómo lograr imágenes literarias. Cómo meterlas dentro de la película. Bueno fui ar­mando ese tipo de códigos y creo que, de al­guna manera, han ido funcionado porque fi­nalmente yo soy un hijo del realismo mágico y del realismo maravilloso y siempre me quedó el ojo en tinta una frase de García Márquez en la cual él siempre dijo que “era difícil que el realismo mágico vaya al cine porque era im­posible llevar metáforas al cine” y creo que se puede, sí pude, si bien no te provocan el goce estético que uno esperara no falta uno u otro que sí lo perciben, anoche estuve sentado al lado de una señora que cuando pasó la escena simbólica en la escena de ajedrez, cuando el niño pregunta si va a morir, la señora se dio cuenta y yo escuche que ella se dio cuenta, okey, funciona. No es irracional que el realis­mo magino se pueda expresar en el cine na­cional.
Carlos: Borges dice: “es otro el jugador”… Jajaja
Paz: y claro es una tragedia griega, no te puedes escapar al destino
Carlos. Claro, el político termina siendo un héroe trágico.
Paz: Es así, el destino finalmente le juega una mala jugada y le gana y él es consciente pero él no puede hacer nada y esa es la base de la tragedia griega.
Carlos: Y la pelicula tampoco hubiera sido posible sin tus conocimientos en política. ¿Cómo un escritor se mete a la política?
Paz: En la política a lo primero que tienes que hacer es renunciar a la ética porque no hay ética en política. Yo mientras hice políti­ca mantuve una ética razonable y siempre fui el blanco de mis enemigos y eso me llevó a plasmarlo en era película porque la gente solo ve la foto del político, del vencedor, no ve la visión secreta que muy poca gente conoce y es aquí que me concentré en el tema comu­nicacional. El transfondo de lo que dice un político, para que la gente aprenda a discernir cuándo uno está diciendo la verdad y cuándo está mintiendo.
Carlos: ¿Cuándo vamos a poder ver otra vez al Paz Padilla en literatura?
Paz: Estoy haciendo una novela mística. El personaje es mítico. El caricari que es un ser que le saca la grasa a la gente para poder ver la luz…
* El Autor es Profesor de Literatura y Estu­diante de la Carrera de Comunicación Social.

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