La diferencia es pequeña entre ambos candidatos, por una parte Pedro del Castillo Terrones con el 50.179% (Perú Libre) y su contrincante en el balotaje, Keiko Fujimori (hija del expresidente Alberto Fujimori), con el 49,824 % al 99.408 de actas contabilizadas, siendo ésta diferencia mínima.
En el parlamento se tiene una representación de 10 bancadas, dónde tiene la mayor cantidad de escaños Perú Libre, pero que no le da garantía de gobernabilidad, por que no alcanza si quiera el 17%, y ante una desfragmentada y escasa representación parlamentaria, tendrá que optar por una política de pactos y alianzas.
Pero el contexto actúal hacen entrever que es posible por la tensión generada la clase popular peruana tome acciones de "hecho", para hacer prevalecer su voto ante una discusión legalista que empuja Keiko con la observación de cerca de 200 actas escrutadas que quedan en la incertidumbre, muchas de ellas de las comunidades rurales, próximas a las zonas de las regiones mineras peruanas.
Castillo desde un origen indígena y popular, ha logrado unir a la izquierda peruana y consolidar un proyecto político esperanzador para las naciones indígenas y clases populares -no limeñas- quienes se encuentran desde hace décadas en conflictos por el tema minero, de las grandes transnacionales mineras que explotan a las comunidades indígenas con la explotación minera, por la crisis del nodelo neoliberal, que ensancha la brecha entre pobres y ricos y las necesidades de educación, salud, alimentación y condiciones de vida.
La sola condición de que gane castillo abre un abanicó de esperanzas con el pueblo peruano y a nivel latinoamericano hace un viraje crucial para la autodeterminación del pueblo peruano, por las condiciones socioeconómicas, que acompañan el contexto internacional.
Una de las reformas inmediatas que debe de realizarse tras la ascendencia de Castillo como presidente del Perú es la "Asamblea Constituyente", la misma defina una nueva carta magna peruana que incluya las naciones indígenas, la soberanía de los recursos naturales ante las empresas transnacionales, y las reformas populares, con las nacionalizaciones, industrializaciones, control social y redistribución de la riqueza entre sus habitantes.
La gobernabilidad que necesitará Castillo es la fuerza de las naciones indígenas y clase explotada quién tome el poder por días democráticas o insurreccionales, la misma que le garantice realizar las reformas en el parlamento peruano.
La reflexión en el fondo es el viraje de los pueblos latinoamericanos hacía el sur, el mismo sur que confronta al norte capitalista, en ese sentido, no sólo Perú, sino también, Colombia, luego Chile, Argentina, Bolivia, Venezuela, México, Nicaragua, Cuba, etc.
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