Uno pensaría que
la vida podría resumirse en nacer, crecer, reproducirse y morir, tal vez el
ciclo vital más común y trillado; y que la única forma de existencia real, de dejar dentro de la faz de la tierra, un vestigio de presencia humana pueda ser tener
un hijo, escribir un libro, y plantar un árbol, para que dentro de la memoria
colectiva y en la cadena de recuerdos secuenciales del árbol genealógico dejar una
huella.
Pero de aquí a
una buena parte, en muchas de nuestras generaciones jóvenes se vive una profunda
crisis existencial, quienes rotos con su tiempo y espacio, generan la mayor de
las contradicciones generacionales, Son jóvenes que simplemente no tienen
sueños, objetivos y sí una apatía social;
deambulan como muertos vivientes, esperando el día de su entierro. Yo los llamo
“Generación Zombie”, personas que están destinadas a la inexistencia.
Recuerdo con
ahínco un párrafo de Eduardo Galeano, quién en un texto indicaba que a los
revolucionarios se los mataba en los vientres (alimentos de donación
infertilizados), en dictaduras se los eliminaba en las calles, a plan de bala,
y ahí completo, creo que la forma actual de asesinar a los revolucionarios es
en su mente (consciencia), matarlos en vida, hacerlos inútiles, pasivos,
conformistas, que aceptan la realidad tal cual viene, no gastan ni en balas, ni
alimentos.
Según algunos
autores de la guerra de cuarta generación, indican que éste tipo jóvenes,
Zombie, es producto a la torrente de carga ideológico cultural que proviene
desde EEUU que transmite a partir de los grandes medios transnacionales de
comunicación, son las ideas que manejan, y generar un alto grado de alineación,
tal así que impiden que los jóvenes estén conformes con su identidad, condición
social, grado cultural, ni conciencia social.
Por otra parte,
dicen que desde que cayó el muro de Berlín y la Perestroika, muchos jóvenes de
izquierda idealistas, tuvieron un trastorno ideológico y ahí llegaron las
lecturas de Francis Fukuyana quién aseguraba que el único camino es el capitalismo,
o por el contrario, Albin Toffler con la muerte de las ideologías y el aceptar
las era industrial de las nuevas tecnologías.
No es raro
encontrar a jóvenes que se ocultan en sus cubículos, los más extremistas crean
tribus urbanas de tipo Emo, o aquellos que ven despertar y anochecer en la
misma posición de su cama y abstraídos en la nada.
Piensan que la
política es mala en sí misma, aborrecen toda forma de organización social, miran
con prejuicio el comunismo, piensan que el Nihilismo es la forma moderna de
responder a los problemas de la sociedad, hacen poemas furtivos con matice de
suicidios, exponen comúnmente su apología
a la soledad, y reaccionan tremebundos ante cualquier idea que contamine sus
cálidos aislamientos.
Son
individualistas en extremo, tiene un culto al cuerpo, siempre se basan en la
ley del menor esfuerzo, les gusta la cultura light, son consumistas, sumisos, tienen
un enfermizo culto a la tecnología, se vuelcan los valores o existe una
relativa presencia de valores y tal vez, podríamos decir son excesivamente
sensibles, quienes no aceptan emociones fuertes.
Y a pesar de
todo, la generación Zombie, es sólo eso, una generación de transición, de dejar
el pasado dónde se daba mayor interacción social, y una nueva dónde las nuevas
tecnologías de la comunicación están reemplazando las normas y protocolos de
comunicación física a un lado.
Ahora el reto es
más grande, pinchar a los nuevas generaciones de sueños, inyectarlas de
ideales, motivarlas para que luchen por lo que quieren, empujarlas a que rompan
el miedo, se lancen seguros y asumiendo todos los riesgos con ese espíritu
aventurero, salten como todos quienes han transformado las sociedades.
Sucre, 06 de abril de 2017
Por: Fernando Flores Zuleta
Sociotopia 16/ Publicado en el Periódico el "Libertador"
Sociotopia 16/ Publicado en el Periódico el "Libertador"
No hay comentarios:
Publicar un comentario