lunes, 29 de octubre de 2012

Las instituciones previas a la nacionalidad (no lograda)

Por: Wim Kamerbeek Romero *

Introducción.
La disponibilidad social refiere a momentos constitutivos donde la sociedad civil, a partir de cuestiones presentes, busca el nuevo orden de las cosas; nada distinto podría decirse de la Guerra de la Independencia boliviana (1809-1825) y la posterior instauración del Estado boliviano, que por su carácter rebelde propondría un giro revolucionario en el territorio que giraba en torno a la Audiencia de Charcas. Sin embargo, el carácter aparente de las instituciones anteriores a la República (es decir, la Junta Tuitiva y el revolucionario grito del 25 de mayo) tienen importancia para el caso, precisamente por sus limitaciones en
cuanto a su función como instituciones, al no generar (tampoco) el carácter de nación que la creación de la República requería. Es necesario especificar que con instituciones referimos a estructuras sociales destinadas
a ordenar y/o controlar la sociedad en la que se encuentran, para facilitar la convivencia humana y desarrollar, en mayor o menor grado, vínculos grupales. Para nuestro caso, la organización y desarrollo de vínculos grupales gira en torno a un tema: la creación del Estado boliviano junto al desarrollo de la consciencia nacional que “nación” presupone en tal escenario. Para su vigencia, o para el cumplimiento de su rol específico, las instituciones deben ser capaces de generar voluntad política, a través de responsabilidad,
tradición y autoridad (Nietzche, 1900 : 168). 


Al referirnos a ambos sucesos, la Junta Tuitiva y el 25 de mayo de 1809, como a instituciones, nos referimos a su carácter incuestionable y perdurable a lo largo del tiempo: son mecanismos de control social, al  establecer vínculos grupales referidos a la identidad y/o sentido de pertenencia. Asimismo, al facilitar la convivencia humana, ambos eventos, establecen una identificación para el colectivo. 
Un tótem, por así decir, que unifica a los habitantes del lugar donde se lo ha levantado. 
Por tanto, el artículo pretende demostrar que la falencia de la República, su creación y todo el establecimiento de cuestiones adherentes (banderas, himnos, héroes, tradiciones) que no identifican al gran colectivo, y por tanto, fallan en la constitución de la nación, debe, entre tantas más, al carácter colonial de ambos sucesos y sus integrantes. Las instituciones no consiguen penetrar el carácter mercantilista de la colonia, y por tanto, solo sirven para afirmar una vieja noción en las ciencias sociales: la sustitución de una clase dirigente por otra. 
El origen de la nacionalidad no lograda: las instituciones previas al momento constitutivo El análisis parte de la falla de las institucion es y los integrantes de las mismas en lograr el carácter revolucionario que pretendían. 
Tanto la Junta Tuitiva como el 25 de Mayo, no abarcan más que sus propios intereses: ocupar finalmente la dirigencia del territorio de la Audiencia de Charcas, que por el lugar donde sus integrantes habían nacido, les había sido negado por la Colonia. 
El crédito de la Academia Carolina (hoy Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca)
es innegable en tal situación. En 1808, ante los rumores de las invasiones francesas en territorio español, el reclamo de la princesa Carlota Joaquina de Borbón por los territorios de Indias ante la cautividad de su
hermano Fernando VII, y la influencia de las corrientes libertarias del pensamiento europeo (además, lo ocurrido en Estados Unidos y Francia); los doctores de Charcas empiezan con la búsqueda de la independencia del territorio comprendido alrededor de la Audiencia de Charcas ( Mendoza, 2009: 5).
Entre 25 de mayo y 16 de julio de 1809, 50 días aproximadamente, es difícil negar el influjo de un acto a otro, esta es precisamente la cuestión que denota el carácter poco revolucionario y menos abarcador de 1809: las disputas provinciales por la primogenitura de la gesta libertaria, demuestran que la independencia
del territorio concernía únicamente a las clases dirigentes del Alto Perú.
Podría decirse que la crisis de la minería en Potosí durante los años previos a la independencia en el Alto Perú, es la cuestión primera al orden establecido que la Corona española impuso a través de las reformas borbónicas, en territorio de Audiencia de Charcas. Sin embargo, el suceso motivante para la invención
del nuevo país está en las invasiones francesas en territorio español, donde se toma preso a Fernando VII, rey de España, y los reclamos de su hermana, la princesa Carlota Joaquina de Borbón, a quien por herencia
correspondían las tierras de India encontrándose ella en asilo en Rio de Janeiro por ser esposa del sucesor al trono de Portugal. 
El evento preparó sin duda lo que iba a venir. 
El anhelo a independencia encubierto bajo la fidelidad al Rey cautivo Fernando VII, conocido también como el misterio de Fernando (Mendoza, 2009 : 9) ayudaría a enfrentar a los revolucionarios chuquisaqueños contra algunos miembros de la Audiencia de Charcas, que debían acatar la autoridad de la Junta
de Sevilla que actuaría como nueva autoridad. 
Demostrando la separación en cuanto a intereses que ya existía en la Audiencia de Charcas, enfrentándose los oidores (que estaban de lado de los revolucionarios, al apoyar también a Fernando VII) contra Pizarro,
Moxó y Goyeneche; se proclama la revuelta del 25 de mayo de 1809, luego de haber tomado preso a Jaime de Zudañez. 
Mariano Michel, doctor de Charcas, fue enviado a La Paz para mantener conversaciones secretas con los que luego estarían a cargo de la revuelta del 16 de julio de 1809, día de la Virgen del Carmelo. Aquí se decide que el comienzo de tal proyecto se daría a partir de la toma del cuartel. Todo durante las ceremonias
religiosas . Luego de la quema pública de los papeles en los que se consignaban las deudas al fisco, se atrae al pueblo al movimiento y es aquí donde lo simbólico de la institución comienza: la representatividad que la Junta Tuititva se atribuye en nombre de los intereses del pueblo paceño. 
Efectivamente, el carácter innovador de tal institución no queda en duda: fue el primer evento independista en proclamar un Plan de Gobierno (Mendoza, 2009 :11).
Lo que queda en duda realmente es el carácter revolucionario de uno u otro evento.
Como queda demostrado en La Mesa Coja de Javier Mendoza Pizarro, existe una conexión entre ambos eventos porque en primer lugar, Mariano Michel sostiene conversaciones con los revolucionarios paceños, y en segundo lugar, tres de los nueve integrantes del Cabildo en La Paz eran doctores chuquisaqueños , lo
que ciertamente no aísla un evento del otro. 
Siendo éstas las futuras clases dirigentes del país, doctores chuquisaqueños por un lado, y los revolucionarios paceños por otro (hablando del vacío de poder existente una vez que la Colonia se retira del territorio), se puede concluir el carácter exclusivo de uno u otro evento, como una prolongación de clase, sin
penetrar el carácter mercantilista de la Colonia, refiriendo a la construcción de las relaciones sociales que el mercantilismo define a lo largo del tiempo establecido en América. Es decir, la fortuna rápida en Potosí, había contribuido a que nadie pensara ni en la agricultura ni en la transformación del medio físico (Mansilla, 2010 : 35); agenda que no sería tocada tiempo después, ni por uno ni otro grupo. A pesar del carácter revolucionario y representativo que las instituciones tomaron en ese tiempo, no se logran solucionar cuestiones de mayor importancia, ni se las tocan a fondo: las condiciones de trabajo del indígena- campesino, la cuestión de la dependencia en cuanto a la minería, integración del mercado económico en el nuevo territorio, etc.
La independencia e invención del nuevo Estado significaría para cualquiera de los dos grupos la dirección de un nuevo país de acuerdo a sus intereses, por lo que la cuestión de la ubicación de la capital de Bolivia,
junto a la progenitura de la gesta libertaria, agravaría las diferencias entre unos y otros. A la hora de establecer una Asamblea Constituyente para la conformación del nuevo país, se sabe que los que la conformaban eran en su mayoría chuquisaqueños; a través de un sistema electoral complejo,que permitió finalmente la conformación de 48 asambleístas por 5 departamentos: Chuquisaca, La Paz, Potosí, Cochabamba y Santa Cruz. Se tratan diversas temáticas, entre ellas, la cuestión capitalía, que en principio, debería encontrarse cerca a Cochabamba, y también debía llamarse Sucre. Sabido es, en lo que a
la capitalía respecta, que el tema no podía gustar a unos ni a otros. Según los asambleías paceños, la ciudad de La Paz, por cercanía a Arica, debía ser la capital al haber establecido un desarrollo económico mayor en comparación a las demás ciudades, el número de habitantes era mayor también (30.000 habitantes
en comparación a los 10.000 habitantes con los que contaba Chuquisaca); Chuquisaca, por otra parte, debía ser la capital al haber sido la ciudad donde se dió el primer grito libertario (las discusión pasa a lo revolucionario de uno u otro grito: Chuquisaca no lo era por el misterio de Fernando). Sin entrar en discusiones largas e inacabables, esto demuestra que la organización del nuevo Estado era algo atribuible únicamente a la herencia española de la Colonia: los doctores chuquisaqueños y sus colegas paceños.
Teniendo lugar la Asamblea Constituyente en Chuquisaca, es demostrable la cuestión maquiavélica que sus doctores pregonan, se buscaba la anexión (propuesta por La Paz, por el carácter comercial que había adquirido) a Lima, o la independencia absoluta (propuesta por Chuquisaca). La primera, buscaba afirmar lazos comerciales que la ciudad de La Paz había adquirido con Perú y su cercanía con Arica, la segunda buscaba integrar al nuevo país el puerto de Cobija, lo que significaba fortalecer la producción minera que
había mantenido al territorio durante tanto tiempo. Es necesario recalcar que la mayoría de los asambleístas no combatieron en la guerra por la independencia (con excepciones, José Miguel Lanza, un ejemplo) o que
habían luchado a favor de la Corona (Casimiro Olañeta), lo que significa, de nuevo, que crear una nueva nación era una cuestión atribuible a las clases educadas de la región, y por tanto, un apoderamiento de la dirección del país a partir de un mercado no-consolidado (en el caso de la anexión) o la producción minera, de la que había dependido la región que giraba en torno a la Audiencia de Charcas antes de la República de Bolivia. La referencia a la impenetrabilidad del carácter mercantil de la Colonia refiere entonces a esto: ambos grupos buscaban el monopolio económico de acuerdo a sus intereses, a pesar de la falta de infraestructura en el nuevo país y de la falta de inversión y tecnología en lo que al sector minero respecta.
Si mencionamos a las instituciones y su carácter incuestionable a lo largo del tiempo, es interesante recalcar la incidencia que ambas instituciones tienen en el subconsciente colectivo en ambas regiones.
Es decir, cualquier evento mencionado adquiere importancia e incuestionabilidad en el tiempo, en tanto que logra un carácter de institución al establecer vínculos grupales, ya sea en Sucre o en La Paz. Pues bien, las
instituciones actuarían como mecanismos de control, de cohesión, en torno a la identificación del colectivo para con su territorio; la identificación recurre a las imágenes de tiempos anteriores, lo revolucionario y  libertario en cada región, que además suponen la creación de un país a partir del carácter evocado de otros tiempos. En otras palabras, es gracias a estas instituciones que se crea la república. Se dice, por tanto, que la nacionalidad y la instauración del Estado se dan gracias a cualquiera de ambos eventos. Que no se habría podido concebir la República de Bolivia sin los sucesos anteriores a ella, el 25 de mayo y el 16 de julio de 1809. Ambas instituciones denotan sin embargo, y en lo que a lo largo del tiempo tomamos como sentido de
nación, las fallas en la identidad que nunca se logra como Bolivia y su nacionalidad perteneciente: ambos eventos, con los intereses particulares de uno y otro grupo, derivan en la polaridad en cuanto a lo político en la época, que al mismo tiempo, demuestra el regionalismo existente antes, durante y despues de la fundación. Cada grupo concebía una idea de país de acuerdo a sus intereses y al intento por comandar la organización del territorio. 
La disputa posterior por la capitalía (donde Chuquisaca prácticamente no ejercía como capital plena de Bolivia, y más bien La Paz, muchos años antes de la misma Guerra Federal) sugiere la polaridad mencionada. 
En todo esto, la palabra “Bolivia” es un mero significante que no sugiere una imagen fija: es una palabra que va variando de región en región y de época en época, es por ende, una cuestión urbana y excusa que prolonga las relaciones sociales jerarquizadas que existían en la Colonia. 
Los dirigentes vieron en Bolivia una gran hacienda, pretexto para mandar y hacer lo deseaban a partir de sus intereses; tal como lo hicieron en una generación anterior, los doctores chuquisaqueños y los revolucionarios paceños con sus respectivas instituciones.
Por tanto, las instituciones jamás lograron su carácter de instituciones, fueron una excusa para el  apoderamiento del poder dejado por la Colonia. Pasada la Guerra de la Independencia, sus miembros fueron sustituidos por otros, que buscaron crear un país a partir de las instituciones que antes ya
fueron gelatinosas. Las instituciones carecen de lo revolucionario que pregonan en uno y otro caso, no cambian el carácter mercantilista de la Colonia, y derivan en que la República de Bolivia y la cuestión de la capitalía (sede de gobierno), son temáticas que implicarían el desarrollo económico de una u otra
ciudad, lo que ya deriva en el regionalismo tan agravante en este territorio. 
*Estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Católica

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