que es mejor malo conocido
que bueno por conocer"
José Ingenieros.
Si
José Ingenieros viviera en La Paz o cualquier ciudad de Bolivia, se informará
de noticias coyunturales, analizará las demandas de los médicos y la influencia
de la derecha, oposición y trostkismo en Bolivia, seguro recordaría sus tiempos
siendo comunista, en la Argentina de cambio de siglo, en los cuales le toco
lidiar con una sociedad mediocre; tal vez para esta época escribiría un libro
que pondría de título “El hombre Negligente”.
La
negligencia al igual que la mediocridad, son males de una sociedad que tienen
una misma raíz, “la dependencia” el sujeto que depende en extremo de terceros
para su existencia o que tenga que responsabilizar a fuerzas externas de sus
errores propios.
En si la negligencia es resultado de
la mediocridad, un hombre mediocre por lo general, será un hombre negligente, o
viceversa, un hombre negligente será siempre un hombre mediocre, y con la
mediocridad la existencia de los interminables vicios de la sociedad que
degradan a la naturaleza humana tales como: la flojera, impuntualidad,
indisciplina, irresponsabilidad, dejadez, mentira, individualismo, chantaje,
engaño, robo, envidia, la falta de dignidad, de conciencia social, de
profesionalismo, etc., en si todo aquello que afecte el correcto funcionamiento
del hombre dentro de su rol, oficio y profesión en la sociedad.
Durante casi mes y medio, un sector
de la salud expresó su molestia contra el artículo 205 del Nuevo Código Penal,
una vez derogado, los mismos médicos empezaron a manifestar que “no es
suficiente” y pidieron la abrogación total del Código Penal, respaldados por el
sector de Transporte Pesado, Magisterio y el Lic. Waldo Albarracin quién dice
representa a Universitarios. Desde entonces se vive un ambiente anárquico que
contribuye a reflexiones dadas al dantesco sujeto que se rige por las leyes de
la naturaleza más que del hombre mismo. Y ahora los médicos reclaman que se les
pague por los días no trabajados y no se hagan responsables de nada de lo que
el paro haya afectado.
Uno se pregunta ¿qué pasó?
La demanda dejó de ser una simple
reivindicación médica, para convertirla en una punta de lanza de la oposición,
toda la derecha, fascismo, trostkismo, y sectores oportunistas se pusieron un
mandil blanco y montaron un discurso que en el fondo aqueja y oculta un gran
vicio de la sociedad, de justificar ahora cualquier delito, falta, o
irresponsabilidad de la manera más impune.
Hace unos días se allanó una
broastería en la ciudad de La Paz, había quejas de los clientes por el olor
insoportable, la intendencia municipal al entrar en la cocina y dependencias
descubrió un balde con heces fecales y un ambiente nauseabundo, al consultar a
los empleados, indicaron que el negocio no tenía baño. Alguien se preguntará
¿Cómo dieron licencia de funcionamiento a un lugar de expendio de alimentos sin
que tenga baño?. La respuesta es negligencia de la Alcaldía.
Para fiestas de fin de año, Cotap
Potosí obsequio a sus socios un canastón donde incluía un bidón de jugo
natural, muchos de los consumidores tuvieron malestar y vómitos, nadie se
percató de que el producto no tenía registro sanitario, y causo daño a la
salud, todos se echaron la culpa. ¿quién compró un producto sin licencia
sanitaria? ¿Por qué un producto se vende de manera legal si no tiene el
registro sanitario? ¿Por qué el Senasag no decomisó a tiempo ese producto?
Seguro ahora con la derogación del artículo y el ambiente de cultura negligente
que se tiene, nadie tendrá la culpa.
Pasa lo mismo en la sociedad, la
demanda de los médicos sólo ha despertado al hombre negligente que existe en
Bolivia, la justificación casi completa de cualquier situación dónde se
evidencia algún acto delictivo, la misma deba de quedar impune o absuelta de
sanción o castigo. Los médicos son vanguardia del hombre negligente en Bolivia,
se han escudado y es más han creado una cultura de hacer creer que todo
boliviano no deba de ser controlado, ni sancionado, que no necesita del Código
Penal, que la sociedad está bien como estaba antes en épocas de neoliberalsimo.
Que los únicos culpables son el gobierno, que la negligencia es un valor que se
tiene que defender con todas las huelgas y paros posibles, de justificar y
hasta decir que todo profesional está siendo amenazado porque si no hace bien
su trabajo entrará a la cárcel.
Aquí dos fieras libran su batalla, el
hombre negligente y el hombre nuevo de la sociedad boliviana, el primero busca
atávico girar en su misma órbita, sin que nadie lo moleste, prejuicioso y con
miedo al cambio, lucha atemorizado de una reyerta que puede poner en juicio lo
que ha mantenido oculto siempre “su mediocridad”. El otro es el impulso hacía
una sociedad de nuevo tipo, de pasar a un eslabón dónde se encuentren nuevas
contradicciones y nuevos retos, de alcanzar y elevarse por encima del
detrimento de sociedad mediocre, de saber que no existe mayor aprendizaje que
el esfuerzo, sacrificio, y exponerse a las tareas más duras y complicadas por
mantener un espíritu digno y enaltecido.
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