Subimos a su domicilio por el barrio de Patacon entramos a su casa, bajamos unas gradas, y de inmediato se abre la puerta con estantes de libros, casi todo el ambiente está rodeado de libros, ahí un cuadro de la foto de su hijo, en los márgenes otras fotos una de su padre, abuelo, al medio una mesa, una lámpara, libros apilados, rayones, lapiceros y papeles algunos escritos otros en blanco, ahí en ese escritorio el Dr. Enrique Cortez, nos invita a una tertulia a modo de entrevista.
El docente universitario, que llegó a ser hasta rector de la USFX (de manera interina) y en el largo de su vida, escribió varios textos de formación política, jurídica, histórica, ahí en medio de la mesa, comenzó reflexionando sobre Sergio Almaraz.
Cortez mirándome a los ojos dijo “hay que rescatar el legado de Sergio Almaraz, es importante poder recuperar su obra, es fundamental que se logre actualizar. He leído en este tiempo de pandemia todas sus obras, también los autores que hablan sobre Almaraz, estoy convencido que Almaraz es mucho antes que Zabaleta, uno de los artífices para comprender el existencialismo en Bolivia”.
Cortez durante varias ocasiones había reflexionado sobre las condiciones materiales de existencia, comenzaba indicando que las personas siempre tienen una condición natural a reclamar su existencia y por lo tanto estas acciones siempre se ven envueltas en varias contradicciones “uno necesita alimentarse, vestirse, tener un trabajo, un sueldo, una relación armónica con la naturaleza, familia, la sociedad, y los marcos legales que garanticen la existencia, etc.”.
Recordaba que Almaraz, en “El poder y la Caída”, hacía una referencia que la clase obrera de entonces “minera”, siempre tendían a sobrevivir, a dar una lucha constante contra todo sistema opresor, por la amenaza recurrente de la muerte, “habían perdido el miedo a la muerte, por reclamar su espacio en este mundo, por el derecho a la vida a la existencia.
Sobre las condiciones materiales de existencia, iba un poco más allá, se analizaba que las clases antagónicas, unas buscan mantener ciertos privilegios de clase, por el contrario, las clases oprimidas, buscan fundamentalmente reclamar el derecho a la existencia, las condiciones de existencia material, basadas en tener un trabajo y sueldo compensado por el sacrificio y fuerzas desgastadas, para la generación de riqueza.
Le comenté que lo primero que se me ocurre cuando se habla de “existencialismo”, es pensar en Jean Paul Sartre, y Cortez complementa, Sartre habla sobre un existencialismo colectivo, no sólo un existencialismo individual, o un existencialismo de la persona, sino que a partir del existencialismo de una clase, una comunidad, un sindicato, que de manera colectiva se dan formas de existencia y se abren lazos muy fuertes para enfrentar las adversidades de las clases opresoras.
¿Puede existir un existencialismo social?.
Fue mi pregunta, que la hice sugestionada por toda la exposición de Cortez en torno a Almaraz, Sartre. Cortez me indicaba, “yo les digo a mis alumnos, que hablen con el autor, que no sólo lean mecánicamente, si no que busquen en el autor respuestas a la vida presente”.
Según su explicación, la metodología para encontrar a Almaraz, es consultando a partir de la lectura de sus obras, de sus escritos, las diferentes respuestas que daba a ciertos tipos de problemas concretos.
¿Qué pensaría Almaraz, de éste tiempo de transición, de esta nueva formación social Bolivia, de las nuevas contradicciones?, se preguntaba el docente, para poder hilvanando un poco el análisis.
Dicen que Almaraz era flojo, le gustaba descansar y podía perder reuniones, citas, entrevistas importantes, si se quedaba en una charla interesante, no le gustaba escribir presionado, tenía su espacio y sus libros, son tan proféticos. “Hicimos mal en darle muchos créditos a Zabaleta, el creador de la teoría social moderna boliviana es Almaraz”.
Almaraz como fundador del Partido Comunista de Bolivia, había asistido a varias reuniones en su juventud cuando militaba en el PIR de ahí mismo absorbió su lectura por la realidad boliviana, y los encuentros que tuvo con los sindicatos mineros, y su genialidad para desarrollar en “El Poder y la Caída”, una descripción de las condiciones que establecían a los problemas de existencia de los mineros, fundamentalmente por los medios de producción, que de alguna manera seguían siendo precarios en Bolivia y requerían mayor explotación de los mineros en Bolivia.
Cortez dejó la tarea de poder ahondar más sobre la obra, pensamiento y vida se Sergio Almaraz, y sobre ella examinar nuestra realidad social boliviana, y los factores de existencialismo social, o de clase en un proceso de transiciones, o de dialéctica social.
No obstante quedo también la reflexión sobre la condición de naciones indígenas, que para Cortez no aplicaba bien, en torno que la esencia de toda nación, son las condiciones materiales de existencia y éstas seguían siendo vinculadas a una lucha de clases de generar entre ellas mismas sus propias contradicciones.
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