De entrada en el montaje de un espectáculo teatral surgen dos preguntas esenciales: ¿Lo que se quiere hacer? Y ¿Lo que se puede hacer? Lo primero, tiene que ver con la búsqueda personal o colectiva, gusto estético, tendencia, etc.… Lo segundo, se refiere a las condiciones de producción, es decir, limitaciones técnicas, artísticas, económicas, entre otras. Esta última es quizá la más importante interrogante que cualquier director responsable deba responder.
Se conoce que el trabajo del
autor, del director y de los actores, son la sustancia del proceso de creación
de una puesta en escena. Y dentro de un colectivo, al inicio de un montaje, se
definen estas funciones. El autor de teatro o dramaturgo escribe pensando como
su texto puede ser puesto o dicho en escena, el dramaturgo que escribe para la
escena – diferente del dramaturgo de oficina donde su escritura termina casi
siempre en papel escrito donde nada es escenificado -potencializa su labor en
estrecha interrelación con el trabajo del director y de los actores. Destacando
que estos realizadores de la escena cumplen su función desde potencialidades artística
particulares que permiten la concretización del trabajo del autor.
La
práctica teatral puede ser comprendida a partir de un texto dramático que es
escrito por el autor (a veces este texto se transforma simultáneamente y es
reescrito en la misma escena, cuando el autor también es participe del montaje
de la puesta de su texto). Por otra parte, director, actores, escenógrafos,
músicos, son los responsables de la escritura de un texto espectacular, son los
practicantes de la escena que crean las condiciones concretas de la
representación teatral, especificando el tiempo y espacio donde acontece la
acción.
Es importante considerar un
montaje como el proceso que se fundamenta sobre un procedimiento que deviene de
las reglas establecidas por el trabajo del autor, director, actores,
escenógrafos, músicos, técnicos. Es este procedimiento el que permite concretizar el objeto
artístico en su totalidad, organizar sus elementos en un mecanismo significante
que no siempre pretende representar o remitir a la realidad; sino constituir se
en una realidad en sí misma.
Para el montaje de Ring-Side de
Daniel Veronese, pensé que sería prudente iniciar el montaje de la obra a partir de un texto en particular,
privilegiando el oficio del dramaturgo. Estudiando la característica de su teatralidad.
Fue acertada tal consideración porque la dirección del espectáculo sería
realizada por mi persona, con 12 años de experiencia en el teatro y casi todo
este tiempo como actor. Por lo tanto, tendría que ocuparme de la dirección de
los actores y de la puesta en escena del texto, de la música con el texto y de los músicos con
la escena, para de esta manera, ir construyendo
así, con estos elementos, una estructura coherente que paulatinamente devendría
en un espectáculo.
Es en este sentido que, en primer
lugar, me base principalmente en el estudio de la dramaturgia de Veronese.
Caracterizada por una mirada teatral muy particular que rompe con la forma
dramática tradicional. Enmarcada dentro de una poética expresionista: lo
siniestro, la violencia, la mirada periférica de la escena, son algunas de las
características de su teatralidad.
Por otra parte, la estructura narrativa
de Ring-Side es fragmentada. El relato opera en un orden lógico que va
rompiendo constantemente con el espacio y el tiempo de las situaciones. Su totalidad
no comprende a una narración donde el espectador espera para reconstruir una
historia. Se genera así un espacio de extrañamiento donde la narrativa será la
que provoque sensaciones, no así, un relato en términos clásicos. A propósito
de su estructura narrativa, el director Lorenzo Quinteros, quién dirigió varias obras de Veronese afirma que: “Veronese no cuenta historias desde las
viejas estructuras dramáticas; crea un juego de confusiones. La historia tiene
que cerrarla el espectador, deja siempre algo sin contestar. No hay un
desenlace que aclare nada, hay un final del juego que abre otro juego en la
imaginación del espectador”.
La forma de la escritura dramática de
RING-SIDE que es dotada de un potente imaginario poético y de una enorme
riqueza escénica – a pesar de la ausencia de indicaciones espacio temporales
expresadas comúnmente por el autor en todo texto dramático por las didascálias
- permitió muchas posibilidades. Jorge
Dubatti ayuda esclarecer lo
anteriormente mencionada afirmando que: “Veronese sienta una convención teatralista que estimula la imaginación. A ello
colabora también la ausencia de didascalias: las acciones –este texto es pura
acción teatral- se desprenden de la palabra o quedan en el subtexto”.
En nuestro montaje la acción teatral que plantea el
texto dramático permitió la elaboración que da lugar desde el espacio de la
recepción del público en la puesta en escena – en este caso un palco tipo arena
que involucra el público en la obra. El lugar de la música en vivo que es parte
importantísima de la escena donde
los músicos se constituyen también en personajes mencionados también en el
texto.
Finalmente, para que el teatro deje de ser
formulaciones teóricas sobre su práctica, o texto dramático existente en hojas
de papel, es primordial considerar lo como un acontecimiento a través del
encuentro entre el público y la puesta en escena. Entonces, no queda más
palabras que escribir si no esperar que los espectadores asistan este mecanismo
significante que es la obra.
Excelente tu proceso y descripción, sólo te falto mencionar a producción, me parece de suma importancia darle el mismo reconocimiento a esa área, ¿o será que la procuración de fondos y la viabilidad del proyecto artístico no sean necesarios? démosle su crédito al PRODUCTOR por igual.
ResponderEliminarBuen día.